Cuadernos

jueves, 21 de abril de 2011

La vida, pequeñas burbujas.

Un buen amigo, me dijo el otro día, que estar feliz (ser feliz en un momento concreto) no quiere decir necesariamente que estemos bien, o sanos mentalmente o que estemos haciendo las cosas bien. Esta frase me dejó totalmente en estado de shock. Bueno para mí, en un principio si estoy feliz es porque mis sueños, mis proyectos, mis expectativas se van cumpliendo en el día a día. Pero su frase no deja de ser turbadora...vaya! pensé, yo que soy una persona como bastante insatisfecha, pensar que estoy feliz, que me gusta mi momento actual, me gusta lo que hago, cómo vivo....etc. Para mí eso me genera felicidad...pero que esa felicidad pueda llegar a ser un espejismo, una burbuja, un decorado falso y ficticio, que si rascas no hay nada más que aire...no deja de ser un poco desconsolador...¿no?

Así que sin que su consejo se convierta en un Amén, intento observar lo que me rodea...Sí es cierto que me encuentro en un momento de relativa "burbuja", pero también pienso que nuestra vida no es como algo lineal y constante, si no que está llena de momentos temporales y nada definitivos: Un trabajo es temporal, una relación amorosa, raramente es para siempre, un postgrado tiene una durada, un curso de cocina japonesa, un concierto, unas vacaciones...la vida está hecha de pequeñas burbujas...así que decir que pasar un año fuera de mi país es estar en una burbuja desconectada de la vida real...no se si acabo de estar de acuerdo, porque al fin y al cabo, ¿la vida no es eso?. 

La vida es un cúmulo de burbujas, generadas de manera paralela, burbujas que se destruyen, que perduran más o menos, las hay jabonosas, transparentes y opacas,  de las que dejan entrar y de las que se esfuman, de aquellas que se destruyen al mínimo contacto con la realidad y de las que suben y suben hasta tocar las nubes...

Ahora sí...las burbujas conllevan quizás una  especie de aislamiento o pseudoaislamiento para/con parte del exterior. Ahí es quizás donde debemos pensar qué está pasando y si esa burbuja vale la pena que siga cubriendo nuestra piel.



martes, 5 de abril de 2011

Mis dulces pesadillas con sabor a fruta.

Nunca me cansaria de repetirme que de nada sirve la angustia. De nada sirve que nos ofusquemos en los hechos, que nos retraigamos por los acontecimientos...

Definitivamente todos pensamos, somos, actuamos, según nuestra idea de mundo, según nuestro prisma, nuestra manera de ser, conformada en base a nuestras vivencias y construcciones. Pero este mundo, no siempre corresponde a la idea que tiene el "otro". Resulta entonces más gracioso todavía y el hecho de preocuparse por el que dirán, se vuelve si más no, absurdo.

Un ejemplo: Hoy estaba verdaderamente abatida porque el resultado del taller productivo que había hecho con los chicos de la escuela. Había sido un verdadero desastre, eran unos pasteles que debíamos vender...y yo pensaba...¿pero quién va a comprar esto? y me quejaba para mis adentros pensando en como solucionar la situación. He pensado en comprar los tres pasteles y no sé... ¿hacerlos desaparecer?. Realmente ha sido una situación embarazosa, casi fruto de una comedia...hasta un niño se ha acercado y ha dicho, pero este pastel de frutas de que está hecho de ¿cáscaras?. Daban bastante penita la verdad, y yo sabía que nadie iba a comprarlos. Mi sorpresa ha llegado cuando han empezado a venir niños preguntando precios y llevándose trozos de pastel (he hecho trozos grandes para que se acabaásen rápido). Finalmente se han vendido casi los cuatro pasteles...incluso han venido niños a llevarse varios trozos...

Con esto quiero venir a decir que a menudo nos hacemos mala sangre de cosas que ves a saber que peso y que significado tienen en el imaginario de otro...y nosotros torturándonos...a ver si soy capaz de recordar la lección para otro día...

Mi primer lacito anudado a mi dedo...

Cuento francés adaptado libremente para ser explicado y teatralizado según mi interés...Fue teatralizado el 31de Marzo del 2011 en un curso de Cuentacuentos y teatro, curso ofrecido por el Trobador de Colombia.



Me llamo Elia Lia, pero todo el mundo me llama “cabeza de colador” porque mi memoria es tan mala, que se asemeja a un colador, todito agujereado, por donde se cuelan las ideas, pensamientos y recuerdos como si fueran arena.

Soy tan desmemoriada que hasta me olvido de caminar. Por eso siempre llevo unas cadenas con cintas de colores que me marcan el paso. Mis dedos están llenos de lacitos de colores para no olvidarme de lo que he aprendido, y siempre llevo una libretita colgando conmigo donde apunto todo lo que me pasa y tener así, recuerdos.

Desde pequeña tomé la decisión de preguntar a todo el mundo sobre todo lo que olvidaba. Necesito a la gente para que me ayude a recordar….Cuando recuerdo algo, me hago un lacito y lo apunto en mi libreta que siempre va conmigo.

Hago de mi vida un cuento, eso me ayuda a recordar, por eso siempre que tengo la oportunidad, cuando alguien me pregunta sobre mi colador, mi libretita o mis lacitos anudados, aprovecho para contarles el significado como si fuera una historia que nada tiene que ver conmigo, eso me ayuda a no olvida quien soy.

Soy una buscadora errante de significados colectivos y mi lucha constante se encuentra en hacer que los agujeros de mi colador, sean cada vez más pequeños.

Les contaré el porqué de todo….

Mi primer lacito anudado en mi dedo….

Era pequeña, debía tener unos diez años, estaba en casa sin nada que hacer, viendo como mi mascota Pancho (un pececito) daba vueltas sin parar en su pecera redonda….

- Mamá, Pancho está aburrido….no para de dar vueltas…
- Pues recítale un poema para que se distraiga- Contestó mi madre…

- Un poema? ¿qué era un poema? (Como de costumbre había olvidado el significado de aquella palabra). Busqué en mi libreta de vida, donde apuntaba las cosas que me pasaban para no olvidarme, pero allí no venia nada de “poema”.

Fui al armario de la cocina y empecé a preguntar…

- ¿hay aquí algún poema?
- Noooooooooooo!!!-Contestaron los fideos.

Me fui al armario de la limpieza, donde guardábamos los productos y utensilios de limpieza y pregunté:
- ¿Está aquí poema?
- No, no hay ningun poema-dijo la fregona con su voz de eterna resfriada.

Al no dar con el tal poema, decidí salir a la calle, en busca de una respuesta, podía ser olvidadiza, pero coraje no me faltaba. Así que fui en busca de mi amigo Lolo, el “arregla bicicletas” del barrio, un tipo que siempre estaba enamorado (y bueno yo lo estaba de él).

-Lolo, que es un poema?
-Un poema es estar enamorado, es como llevar el cielo en la boca…
- ah! Es eso…

No contenta con la respuesta, pensé en seguir preguntando. Fui a visitar a la panadera Isabel…

- Isabel…que es un poema?.

Se quedó pensando como si mi pregunta fuera la pregunta más difícil que jamás le hubieran hecho…De pronto me dijo…


- Un poema es como el pan recién hecho, es el gusto que queda en la boca después de comerlo.
- ah! Es eso…

Seguí caminando pensativa en lo que me habían dicho sobre el pan y lo de llevar el cielo en la boca…pero no acababa de entender muy bien nada…Mientras pensaba en ello, tropecé con un amigo de la família…

- Eh! Antonio! ¿tú sabes lo que es un poema?.

Rascándose su barba larga y blanca me respondió:

- Un poema es escuchar el latido del corazón de las piedras…
- Ah! Es eso….Vaya….cada vez estoy más confundida....

Pensé en preguntar a alguien más, la última persona, antes de tirar la toalla…una viejecita que todo el mundo decía que le faltaba uno (o varios) tornillos…ya que la pobre señora muy cuerda no era, pero pensé que quizás era la única que me podría dar una respuesta más coherente...

- Jacinta! Qué es un poema?

Ella se quedó muy pensativa, con una media sonrisa en la cara, con un semblante de medio filósofa, de sabia que lo sabe todo de la Vida y me dijo…

- Es como cuando te pones un jersey viejo del revés y parece otro ¿sabes? Un poema pone las palabras del revés, y ¡alehop! ¡El mundo es nuevo!
- ah! Es eso…

Llegué a casa derrotada, triste, por no haber podido entender ninguna de las explicaciones de mis vecinos: ni la del cielo ese, ni la del pan y menos la de las piedras y las palabras del revés…

- Qué querrá decir todo eso?. Pensé. Cuando llegué, Pancho seguía dando vueltas en su pecera,…

- Lo siento mucho Pancho, pero no he sido capaz de recordar lo que era un poema…. Ya sabes…soy   una “cabeza colador”…Sólo he sido capaz de recoger algunas frases sin sentido:


Un poema es estar enamorado,
es como llevar el cielo en la boca…

Un poema es como el pan recién hecho,
es el gusto que queda en la boca después de comerlo.

Un poema es escuchar el latido del corazón de las piedras…

Un poema es poner las palabras del revés y
descubrir así un mundo nuevo!

Creo recordar que esa fue la primera vez que Pancho habló para decirme:

- Eso que acabas de decir Elia, es un poema….
- A si?…vale!!!!!

Así que, desde ese día, cuando no recuerdo algo, salgo a la calle a buscar a mis vecinos y amigos para que me ayuden, y cuando doy con la respuesta, me anudo un lacito de color en mi dedo para no olvidar la palabra. A demás, me lo apunto en mi libreta de vida para poder almacenar mis recuerdos, y tener así, un pasado y reconocerme. En definitiva, hacer que, cada día, los agujeros de mi cabecita colador…sean cada vez más pequeños.