Cuadernos

martes, 21 de junio de 2011

Cuando la felicidad sobreviene casi "infantil"

A veces la felicidad sobreviene como un sentimiento casi infantil, como cuando estrenamos unos zapatos nuevos que nos gustan. Incluso nos hacen sentir más seguros/ras de nosotros (aunque parezca absurdo e incluso estúpido) y caminamos por la calle con la seguridad de que nos vamos a comer el mundo, como si de pronto esos zapatos fueran mágicos.

Esta felicidad me sobreviene a través del reencuentro. No estoy acostumbrada a muchos reencuentros dada mi situación vital, por eso aún, su sensación, me es desconocida. Hay gente que vive pensando en ellos, sobretodo pienso en aquellas famílias que emigran a otros países que viven constante y permanentemente pensando en cuándo van a volver a verse. Y así pueden pasar años e incluso décadas. No es mi caso, el reencuentro se formaliza después de un par de años, en el caso de mi hermano y un poco menos de medio año, en el caso de mis padres.

Pero parece ser, que el reencuentro establece todo un conjunto de sensaciones y atmósferas diferentes a las ya conocidas por mí (diferente a la atmósfera que me genera el dia Viernes, que es diferente a la del día Domingo, que a su vez es diferente a la atmósfera-sensación de la víspera  de salir de viaje, que es diferente a la sensación y la atmósfera que produce la muerte....)

De lo que sí soy consciente, es de la sensación que estoy experimentando, una sensación de alegría infantil, de nervios, de incertidumbre...de pensar cómo va a ser ese momento concreto, en que después de tiempo vuelva a ver sus rostros, vuelva a sentir sus voces, vuelva a sentir el calor de sus besos y abrazos.

¿Habremos cambiado lo suficiente para que la distancia nos haya hecho replantearnos cual es la relación que tenemos? ¿nos habrá permitido ver lo importante que somos los unos para los otros y este tiempo nos haya servido para construyir una nueva relación, más profunda ?. ¿Habremos cambiado lo suficiente? eso solo el tiempo sabe, y nosotros, en un breve tiempo.


viernes, 17 de junio de 2011

la dualidad femenina, como algo aprendido.

Mujeres en la Playa (Picasso)



Una "puta", una "fresca", "una ligera", "una liberal" siempre asusta, una princesa no.
Una mujer con rol de "princesa" da poder al hombre, lo coloca en una situación de superioridad respecto a ella, de control de la situación...Eso obviamente, le da seguridad y nunca pondrá en tela de juicio su masculinidad, más todo lo contrario, la reforzará. Es por eso, que, en nuestra sociedad patriarcal, las mujeres, deben ser todas, "princesas".

Me pregunto acerca de la veracidad o no, del dualismo existente entre las mujeres, en si la dicotomía que se cierne sobre la mujer, en relación a su rol sexual mayoritario de quererse mostrar frente a su compañero de juegos sexuales (si hablamos de relaciones heterosexuales)como "puta", "fresca", "liberal" entendiéndolo des de una óptica positiva (alejada de prejuicios y moralismos católicos y conservadores) o más bien como "Virgenes" o "princesas". 

Creo pensar que si preguntáramos a las mujeres sobre si se decantan sobre uno u otro aspecto, sabiendo que no va a ser prejuzgada ni tildada de deprebada, si fuera capaz de liberarse realmente en ese momento de su moral adquirida, una moral, enquilosada y enquistada, ¿saldría de su boca, un leve susurro que afirmara lo primero?. ¿Realmente, es quizás, esa dualidad, una contradicción entre la lucha de una pulsión natural y una imposición aliena?.
Mi reflexión gira alrededor, de si esa dualidad "Puta"-"princesa" esuna dualidad real o por ende, es más bien el resultado de una convivencia nada conveniente entre lo que una siente verdaderamente y lo que le obligan a sentir.

Quiero decir, para mí, ser "liberal" es sentirse liberada de todos los prejucios, de todos los amarres, cadenas, moralinas y concepciones culturales impuestas. Libres de todo aquello que nos han dicho que debe ser la sexualidad femenina.

Para mí, ser "virgen" o "princesa" es aceptar un rol sumiso, un rol pasivo, de aparente fragilidad, dispuesta a satisfacer las necesidades del otro. Realmente, ¿este perfil de entender la sexualidad, se vive desde el propio placer y deseo? o por el contrario, es más bien una respuesta al ser vivida des de lo que desea el otro?. ¿No podríamos estar hablando de un modelo establecido desde el patriarcado, desde la idea de sexualidad masculina?. Por tanto, un modelo externo, impuesto, que nos es ajeno, puesto que emanana de lo que desea el hombre?. Y al fin, con el tiempo haya sido asumido sin previa reflexión, sino tomado como algo natural, obvio, exclusivo.

¿Si una se pregunta acerca de cómo quiere vivir la sexualidad, su sexualidad, desde su propio deseo, sería este el modelo escogido?. debemos pensarlo detenidamente.

La princesa, espera, es complaciente da al otro lo que espera, es pasiva, le importa más que goce el otro. La "puta" en cambio, sabe lo que quiere, es activa, vive desde su deseo y su placer, busca su propio goce y el del otro.

Para el hombre, complecer a una "princesa" siempre es más fácil, le da más seguridad, puesto que sabe que ésta busca el complacer al otro. "la liberal" es siempre más exigente, más dificil de satisfacer y siempre va a ser sincera. Y eso asusta al hombre, le pone en una posición, ya no de seguridad y superioridad, si no de fragilidad, puesto que poner en tela de juicio su masculinidad es algo por lo que todavía, éste no está preparado.





domingo, 12 de junio de 2011

Cuando la naturaleza pone a cada una en su sitio.

Isla del Sol
Los paisajes atemperan el alma, la serenan y la recargan, reestableciendo su centro. Hay paisajes que tienen una energía que traspasa el cuerpo y el alma de uno/a, dejándonos calmos, equilibrados...Y entonces todo fluye, todo se recompone y todo vuelve a tener sentido. Todos nos volvemos a encontrar a nostros mísmos frente a la magnificencia de esa naturaleza exhuberante, mastodóntica, sublime, perfecta. Nos encontramos pero, ya, desde otra perspectiva:

Y nosotros, ¿qué somos, frente a toda esa maravilla que se postra ante nosotros?. NADA.


Entonces no alcanzo a entender porque nos creemos tan importantes, tan dueños de todo y de todos. Pura soberbia del que no es capaz de ver que uno/a no es el ombligo del mundo. La perfección está más allá de la imperfección de cada uno de nosotros. Es por eso que uno, a veces, solo le queda admirar, contemplar y callar. Aquí ya sobran las palabras.




Ssssssssssh!