Cuadernos

lunes, 6 de mayo de 2019






Cartas desde el no-lugar. 

Paseo por cada uno de los recovecos de mi existir y no siempre me encuentro.
A veces, me sorprendo guindada en un no-lugar y a duras penas me invito a descolgarme y habitarme de nuevo. Otras, mi cuerpo y mi alma encajan sin desdoblarse. Ahí solo hay aliento. Pero, a menudo, me encuentro con los puños cerrados picando mi pecho desde adentro. Grito para ser expulsada, para abandonar esa corporeidad que siento que no me pertenece. Grito pensando en salir disparada por esa boca accionada que me catapulta más allá de mis límites físicos, más allá del contorno que me vuelve concreta.