Cuadernos

lunes, 6 de febrero de 2012

Las mil caras de uno mísmo.



Cara de la guerra (S. Dalí)


A horas bajas un mar de suave marea con aire de melancolía,
entre mi espacio y mi anhelo una fractura insondable.

Tu ser errante se sale de los márgenes,
doble Yo: uno calcado y otro desdibujado.

Un juego en el que siempre acabas perdiendo la pista que te volvió a colocar en la senda...
Lineas y lineas trilladas, solapadas.Ya no sabes si estás de ida o de vuelta o si te moviste en alguna dirección. Quizás nunca hubo un paso adelante o demasiados hacia atrás.

En un baile donde no alcanzas a ver los rostros, cada cual se hace nebulosa y avanza con la mirada perdida. Ya nadie se encuentra en las esquinas. Bloques de hormigón por donde no circula ni el aire y la nada cobra significado a marchas forzadas. ¿Qué si no queda con sentido?

Ya no queda más que desprenderse de mi yo calcado para encontrarnos cara a cara y reconocernos al otro lado del espejo, donde no hace falta tomarse muy en serio a uno mísmo, porque somos miles.

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