Cuadernos

lunes, 11 de julio de 2011

Tú, mi inspirador de otros sueños.




"las dos Fridas" de Frida Kahlo.


Quisiera poder anclar mis manos en los surcos de tu pecho,
hundirlos en lo más profundo, tu piel, 
como se aferra la raíz a la tierra.

Raíz aérea, para no tener que tocar siempre
con mis pies en el suelo, y poder así,
tocar las nubes con mis dedos.

Planeo entre el espacio que separa
el cielo de la tierra, con un brote sembrado
en lo más alto y una semilla excarbada
bajo la superficie del suelo.

Un pedazo de mí, en cada sueño.
Tejedora incansable, 
hiladora con máscara de mujer.

Es por eso, que de mi cabeza,
germinan flores  y de mis pies,
débiles raíces que buscan esa savia
que le ayude a crecer.

Y ahí, tú,
incansable portador de sueños,
gran ilusionista que muestra lo fértil
que se esconde bajo las piedras.

Trazas el camino sin márgenes,
camino inacabado por donde mis pies,
juegan descalzos, acercándose al abismo.
Un pie fuera, un pie adentro.

Más el recuerdo de ese trazo
me hace buscar de nuevo el surco,
que aunque sin fin,
siempre me hace disfrutar de los paisajes
que me ofrece a cada paso.

1 comentario:

  1. En ocasiones los surcos, los caminos de tierra, los “senderos del deseo”, más que el campo a través, nos permiten avanzar, incluso, si todo va bien y el viento es favorable, volar.

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