A veces me pregunto que quizás hay dos tipos de personas, las que necesitan echar raíces en un lugar fijo, estable, duradero en el tiempo, donde tener su familia, sus amigos, un hogar...y otros capaces de plantarse y transplantarse sin anclarse...raíces aéreas, invisibles o inexistentes...llegando a ser felices siendo seres errantes o seminómadas...que van allá, donde les lleva el viento...como las gramíneas de algún modo.... Yo ando en la sorpresa y el desconcierto, de momento, entre la ambivalencia de lo leve, que no sabe si en el fondo anhela la pesadez de la que reniega.
No es tan simple...también hay nómadas con el corazón sólido y enraizado y sedentarios sin un anclaje profundo.
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