Cuadernos

martes, 17 de mayo de 2011

Engordando la propia existencia.




"El vientre empapelado" Tania E. Ruíz

Uno se conoce y palpa su límite, cuando es capaz de enfrentarse a la experiencia de las cosas y los acontecimientos. De nada vale ponerse en situación, hay que estar en situación: verla, olerla, sentirla, palparla...y ver así, cómo le invade a uno, cómo le llega, le desmonta o le transforma. No valen consejos, aunque sean de sabios, ni proyecciones, ni imaginaciones...La teoría y la práctica, aunque van de la mano, no son inseparables.

Es por eso que resulta de vital importancia el hecho de experimentar por uno: yo no te puedo decir que se siente, que vas a pensar, cómo te vas a desarrollar, cómo te va a impactar...uno debe vivir la experiencia por uno mísmo. La experiencia nunca es igual, a cada cual, con sus cargas, se le acomoda la experiencia, más o menos profunda, más o menos trivial, dependiendo de lo que es, de lo que ofrece, de lo que se expone.

Apertura, mirada hacia afuera, exposición frente a lo que hay frente a mí. Con más o menos peros, con más o menos prejuicios, con mirada abierta, limpia, temerosa, cerrada, recelosa...Viaje hacia el afuera, con cuerpo liviano. Explorador de mundos extraños, que deja el propio para habitar los mundos contiguos que se le muestran nuevos, atrayentes, fascinantes...Generadores de nuevas sensaciones, nuevas conexiones, nuevas acomodaciones. 

Al fin y al cabo, el Viaje, la experiencia, no deja de ser una oportunidad de conectar con Uno y con el Otro, con lo de Dentro y lo de Afuera. Un espacio donde ambos se entrelazan, se entremezclan, engordando, a menudo lo que cada uno carga de vital en su existencia.


1 comentario:

  1. Engordar vs. Cultivar:

    Si engordamos en vez de cultivar acabamos pisoteándonos los unos a los otros.

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