Cuadernos

lunes, 16 de mayo de 2011

La tragedia del tiempo que nunca vuelve.

Renato Dorfman "Tiempo"

La vida se presenta intensa, fugaz: corre sin apenas tener tiempo para apresarla con las manos y observar su cadencia. Nada. Sólo vuela y la angustia de que decae como arena no la hace más aletargada.

Me aferro a ella, de su cola tiro, me arrastra, sigo su camino, la retengo...pero apenas puedo alargarla unos segundos....

Exhausta, pierdo la partida al Tiempo, ilusa, ingenua.
Abatida sonrio, al poder saborear, almenos, la consciencia de su fugacidad.

1 comentario:

  1. Estamos rodeados de castillos de arena, flujos experienciales; pero también, simultáneamente, hay lagos y montañas milenarias, ejes estables y cuerdas que nos sujetan para que no nos precipitemos en el vacío y lograr así ser "sujetos", desde la dignidad, desde la plenitud, desde la paz.

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