Cuadernos

miércoles, 25 de mayo de 2011

Historia de una mujer entre muchas.



"Danae" de G. Klimt.

Las apariencias, imagen que damos superficial de uno mismo, fruto de la idea que proyectamos o que el otro se crea de nosotros.

La apariencia que esta mujer entre muchas me causó, es fruto de una apariencia. La falsa normalidad, la falsa felicidad, la falsa alegría. Tras la sonrisa y la risa etílica, se encondía una terrible historia de vida que, por desgracia, es común a muchas mujeres que se dedican a la prostitución. No importa de dónde sea, es mujer y prostituta al fin y al cabo. No creo que diste mucho una de aquí o de allà.

Su cubata y su cigarro, su sonrisa eterna, su exceso cariño y su sorpresa por mi normalidad en el trato, le sorprendieron de sobremanera. A mí me sorprendió ella. 

Una vida fugaz, intensa, corta, hasta que su cuerpo diga basta, ya sea por la edad o por los excesos que le ayudan a mantenerse en pie, en sentido real o metafórico. El alcohol le ayuda en el día a día a afrontar lo cotidiano, a soportar el ahora y aguantar el mañana. Pero obvio, todo pasa factura. A los treinta parecerá tener cuarenta. Y a los cuarenta, quien sabe qué será de ella. No hay espacios para estas mujeres, ni salida, ni soportes, ni un marco contenedor y sano. Nada.

Vida efímera sin salida más allá de los límites de su cuerpo, un cuerpo joven que se degrada por momentos. ¿qué habrá luego?me pregunto. Cuando ya no sea bella, cuando no la quieran por estar arrugada o enferma...sin estudios, sin profesión, sólo la ilusión deshecha que le llevó hasta aquí, desde lejos, de muy joven...un sueño que se le llevó la vida...aún no se si ella lo sabe.


5 comentarios:

  1. FRUGALIDAD

    Tu escrito me ha hecho reflexionar sobre distintos tipos de vidas frugales, intensas y sus límites. Pero no he sido capaz de articular algo claro.

    Sí sé, de todos modos, que no toda vida intensa y fugaz es igual, tiene la misma consistencia ética o valor e incluso lugar político.

    Pienso en la generación beat, y las posteriores hippy o contracultural, su relación con las drogas, la sexualidad límite y la locura. Su grandeza y su fracaso, su extrema fragilidad.

    Pienso en el debate interno y externo en relación a la comunidad de trabajadoras sexuales o hetairas frente a las prostitutas explotadas como animales de granja.

    Pienso también en la frugalidad y dignidad de las vidas de los indios amazónicos (no contactados) de los que habla Sidney Possuelo.

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  2. Creo que hay que guardar las distancias entre lo que podemos llamar contracultural,que creo que en buena parte existe un contacto/uso de las drogas, experimentación/libertad sexual,una tendencia a romper los límites de lo establecido....etc supongo que para reconstruirlos o encontrar los propios y la vida de mujeres como ésta. Para empezar lo primero surge a partir de una iniciativa personal, libre pero la segunda es algo a lo que s ehan visto abocadas por necesidad. El primero cree que es el camino para estar en el mundo, la segunda, no tiene opción, no hay salida. El primero lo ve como el mejor camino/salida/alternativa a la vida, el segundo desearia, seguramente otra vida.

    Y claro que hablo de una mujer explotada como un animal de granja, una hetaira es feliz con lo que hace...por eso creo que hay que saber diferenciar al respecto de eso...

    De todas formas, otra reflexión que se me plantea, es que ¿toda prostitución es denigrante para la mujer? si por otro lado es una profesión escogida libremente, tiene derecho a ejercerla sin que pensemos que se trata de una mujer que aunque se crea libre, ¿se encuentra atada bajo las cadenas del patriarcado y el machismo??...

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  3. La respuesta más fácil al punto de vista feminista del supuesto machismo de fondo de todo "trabajo sexual-sin explotación" la encontramos en los hombres, cada vez más, que "optan" por esa vía.

    Sobre si llevar la vida a los límites (mediante drogas u otras vías) es una forma de vida sostenible (e incluso legítima) yo, personalmente, tengo serias dudas.

    La mayoría de jóvenes que libremente "optaron" por ello, son rescatados a golpe de billetera y paciencia por sus familiares o amigos años más tarde...o en el mejor de los casos, tras su colapso, encuentran novio/a que los "sostenga".
    Aquí se plantea un problema ético de los gordos.
    La "carga" de determinada opción de vida no se acumula únicamente sobre las espaldas del que decide "jugar" a los límites, sino que inflige una carga (emocional, económica, moral...) destructiva sobre las personas que lo rodean.
    Las más de las veces la supuesta libertad (egoísta) de un@ se paga, en buena parte, a través de los otros.

    Un ejemplo clásico de ello,que ilustra tanto tu opinión como la mía, es uno de los escritores más conocidos de la generación beat: Allen Ginsberg.
    Últimamente proliferan películas y libros sobre él(quizá no casualmente).

    http://www.youtube.com/watch?v=y79mXIRgKFE&feature=related

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  4. Partes de la base que todo el mundo que juega/experimenta con drogas acaba siendo alguien incapaz de resolver su vida d emanera autónoma, teniendo que necesitar la ayuda de sus familiares con el peso y el dolor que eso implica. Pero creo que estos casos son sólo una de las dos caras de la moneda. Si realmente todo el mundo que hiciera un consumo de drogas como al que nos referimos, acabase de la manera que tu describes, éste seria un problema a nivel mundial, por falta de recursos para atender la demanda de jóvenes-adultos drogodependientes. No todo el mundo que hace un consumo se resiente su vida privada-social-profesional. Te asombraría saber la cantidad de gente que consume drogas de tu alrededor y tu sin darte cuenta (y por otro lado lleva una vida de lo más normal, sin descargar ningún tipo de responsabilidad). :)

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  5. La última palabra escrita es la que más me gusta de ti: "responsabilidad".
    Si hay responsabilidad, si uno asume las consecuencias de sus acciones desde la eticidad, todo lo demás es posible. :)

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