Cuadernos

domingo, 12 de junio de 2011

Cuando la naturaleza pone a cada una en su sitio.

Isla del Sol
Los paisajes atemperan el alma, la serenan y la recargan, reestableciendo su centro. Hay paisajes que tienen una energía que traspasa el cuerpo y el alma de uno/a, dejándonos calmos, equilibrados...Y entonces todo fluye, todo se recompone y todo vuelve a tener sentido. Todos nos volvemos a encontrar a nostros mísmos frente a la magnificencia de esa naturaleza exhuberante, mastodóntica, sublime, perfecta. Nos encontramos pero, ya, desde otra perspectiva:

Y nosotros, ¿qué somos, frente a toda esa maravilla que se postra ante nosotros?. NADA.


Entonces no alcanzo a entender porque nos creemos tan importantes, tan dueños de todo y de todos. Pura soberbia del que no es capaz de ver que uno/a no es el ombligo del mundo. La perfección está más allá de la imperfección de cada uno de nosotros. Es por eso que uno, a veces, solo le queda admirar, contemplar y callar. Aquí ya sobran las palabras.




Ssssssssssh!

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