Cuadernos

sábado, 17 de septiembre de 2011

Momentos de lo mísmo.



Oswaldo Guayasamin


Crecemos no siempre hacia arriba o hacia adelante. A veces, crecer significa dar un paso atrás, pero no como involución, si no para darse impulso y dirigir nuestros pasos hacia otra vereda.


Los instantes levitan hasta quedar suspendidos, anclados, cincelados en el cielo, como una postal que se resiste a perecer.

Diálogos con interlocutores fictícios, monólogo desdoblado de soledades múltiples encontradas: yo, con yo mísma, con la que soy, la que fui y la que tal vez seré. Tertulia a cinco bandas en la que nunca se acaban de poner de acuerdo.


No caminamos en linia recta hacia un destino visible, allá a lo lejos. Más caminamos girando y girando en nuestro propio Samsara. Quizás, aquél que sea capaz de poner un pie fuera de la rueda, pueda caminar un tramo derecho. 

Somos seres errantes, buscadores de "algo" que quien sabe si encontraremos alguna vez. La norma dice que no siempre encontramos lo que buscamos, quizás es porque lo que queremos encontrar no existe, es tan sólo un espejismo que nos permite caminar, seguir. Esto podría frustrarnos de algún modo, aunque si uno es capaz de asimilarlo puede llegar a maravillarse con cualquier cosa que se encuentra a su paso.

1 comentario:

  1. De acuerdo contigo. Somos seres errantes, vivimos en la incertidumbre. Pero eso no significa que debamos caminar dando coces, arrastrando los pies, pisando el sembrado. No significa vivir como bestias enloquecidas, vampíricas, pisoteando el jardín sin responsabilidad, sin coherencia respecto a nuestras propias palabras y nuestros actos.
    Si perdemos la visión del límite de las alas que nos permiten volar, dejamos de ser personas y devenimos despojos humanos.

    ResponderEliminar